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La tecnología aplicada al ciclismo es una constante que podemos ver hoy en día en muchos modelos de bicicletas de carretera, proporcionando para los ciclistas la máxima comodidad y desempeño para realizar este deporte, aunque la tecnología no solamente se basa en diseños y materiales para la bicicleta sino que también se aplica en diferentes partes para hacerlo todo mucho más simple.

Seguro que todos los que tenéis unos cuantos años recordáis aquellos cambios de palanca que estaban en el cuadro, donde se coloca el porta-bidones. Mucho han cambiado las cosas desde aquella y los cambios de la bicicleta han ido evolucionando exponencialmente ofreciendo sistemas complejos pero muy efectivos para los ciclistas más exigentes en su desempeño.

Hoy en día nos encontramos con uno de los más modernos avances tecnológicos aplicados al ciclismo, los cambios electrónicos de las bicicletas de carretera, algo que no tiene absolutamente nada que ver con aquellas antiguas bicicletas de hierro que tenían piñón fijo, algo que sería una auténtica tortura para todos los ciclistas de hoy en día.

Tras aquellas manetas situadas en el cuadro la evolución dictaminó que el mejor sitio donde deberían estar los cambios era en el manillar, permitiendo que el ciclista no perdiese la estabilidad de la bicicleta cuando tuviese que cambiar de marcha. Todo eso ha ido cambiando, ha ido evolucionando a mejor y desde mediados de la década de los 80, los cambios de platos como piñones se hacen directamente desde esta zona.

La revolución llegaría a finales de los años 90, donde la compañía francesa Mavic desarrolló un cambio electrónico que solamente lo tendrían las bicicletas de más alta gama, pero aunque la idea era muy buena, fue un completo fracaso dado que el sistema no estaba probado al 100% y producía infinidad de fallos, muchos de ellos relacionados con la humedad, lo que hizo que la idea quedase guardada en un cajón hasta más adelante.

El intento de Mavic no quedó en el olvido y muchas otras firmas se pusieron manos a la obra para conseguir lo que los franceses no consiguieron. En este caso, fue la firma Shimano la que comenzó la comercialización de un sistema de cambio electrónico en el año 2009, al cual bautizó como Dura-Ace, un sistema que se apoyaba básicamente en una batería de larga duración mediante la cual los pulsadores podían llegar a sincronizarse de manera automática con los desviadores. Esto fue una auténtica revolución, ya no se tendrían que mover manetas ni nade que se le pareciese, ahora era solo pulsar un botón para conseguir el desarrollo deseado.

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Gracias a la gran promoción que se hizo para el Dura-Ace y los buenos resultados que confirmaron los ciclistas que lo probaron, el índice de ventas se disparó por las nubes, convirtiéndose en un must en prácticamente todas las bicicletas de más alto nivel y de los ciclistas profesionales.

2009 fue el año en el que sucedió todo esto, pero la firma japonesa Shimano, conocida por ser muy exigente y siempre querer ir más allá para ofrecer lo mejor a sus clientes, introdujo varios cambios entre los años 2010 y 2011 considerados como no demasiado importantes, eran pequeños cambios estéticos y la inclusión de una batería que durase más tiempo.

Hasta entonces el precio no era tan barato como para que cualquier ciclista, amateur sobre todo, pudiera tenerlo en su bicicleta, pero desde Shimano, conscientes de esto, lanzaron el grupo Ultegra Di2 en 2012, con lo que se conseguían las mismas ventajas que con el grupo original pero con un precio mucho más reducido, alrededor de unos 800 euros.

El éxito llama al éxito y otras compañías también se animaron a fabricar sus propios cambios electrónicos como por ejemplo la compañía italiana Campagnolo, la cual lanzó en 2011 tres modelos, aunque ninguno era más barato de los 3.000 euros, un precio prohibitivo que daba más ventaja si cabe a Shimano.

Hoy en día, la compañía japonesa sigue siendo líder en el sistema de cambios de las bicicletas de medio mundo, pero no solo en cuanto a los cambios electrónicos sino también en cuanto a los tradicionales, pero no se quedarán con los brazos cruzados e irán, como siempre, más allá en este aspecto.

Todo apunta a que la tecnología sin cables se convertirá en otro de los grandes estándares entre los cambios de marchas actuales, algo que podemos considerar como muy normal en esta época Wireless en la que estamos viviendo actualmente y donde todo parece que va mejor de esta forma, aunque quizá debamos esperar un poco para encontrar sistemas fiables al 100% y asequibles dentro de este segmento, pero lo que está claro es que el avance tecnológico nunca se detiene y que en un futuro no demasiado lejano comenzaremos a encontrarnos con cambios cada vez más precisos y tecnológicos, aunque los precios, al inicio, sean desorbitados.

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