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En muchas ocasiones, sobre todo por cuestiones económicas, no podemos comprarnos la bicicleta que siempre hemos querido, por lo que tenemos dos opciones, o bien ahorrar hasta conseguir el dinero necesario u optar por adquirir una bicicleta de segunda mano, algo para lo que hay que seguir una serie de pautas de precaución para que al final la bicicleta no nos salga más cara de lo que realmente queríamos pagar por ella.

Obviamente, siempre depende de dónde y a quién se compre la bicicleta, no todos los vendedores querrán vendernos una bicicleta con problemas, de segunda mano podemos encontrar verdaderos tesoros, aunque eso no quita que antes de comprar realicemos una inspección en profundidad, por lo que podamos encontrarnos.

Lo primero que debemos mirar es el estado de los elementos de más uso como ruedas (el juego completo), cambios, frenos, manillar, etc., pero no podemos olvidarnos de algo tan importante como el cuadro. Hay que saber si la bicicleta está recién pintada o si mantiene la pintura original de la casa.

En ocasiones las bicicletas con alguna fisura (que puede derivar en un gran problema estructural) suelen ser pintadas por encima después de haber hecho una especie de apaño, algo que un profesional notará, porque no solamente se debe mirar sino también explorar con la mano todo el cuadro en busca de posibles fisuras o roturas.

Además del cuadro, la horquilla también debe ser revisada, debe mostrar calidad y tener ausencia de abolladuras, golpes, roturas, fisuras o soldaduras que no correspondan con el lugar donde se encuentran, lo que nos revelará que lo que queremos comprar ya ha tenido un accidente y puede que no dé los mismos resultados que si estuviera en perfectas condiciones.

En caso de que haya soldaduras tenemos que fijarnos bien en ellas porque podrían proporcionar una gran información. Si hay que fiarse de ellas hay que hacerlo de aquellas que estén bien hechas, descartando completamente aquellas que sean completamente asimétricas, muestren irregularidades o incluso haya poros o agujeros en ellas, muestra que están hechas por un aficionado y que seguramente no cumplirá la función correctamente.

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Si la pintura es original pero hay pegatinas que no deberían estar donde están, puede que se esté intentando esconder alguna clase de problema. Si es posible hay que pedir permiso para despegar la pegatina o que lo haga el dueño o dueña de la bicicleta. Si insiste en que no quiere porque después no volverá a pegar bien o cosas similares hay que dejar la bicicleta y buscar otra dado que si algo no se puede comprobar, sea por la razón que sea, no nos dará la seguridad al 100% de que está en buen estado, por mucho que nos digan que está bien.

Debemos revisar también el estado en el que se encuentran los rodamientos y lo haremos levantando la bicicleta y girando el manillar a ambos lados. La rueda debe girar con libertad y sin ninguna clase de ruido ni roce. Aprovechando que estamos revisando esa zona, también podemos hacer lo propio con la horquilla, buscando alguna clase de problema y comprobando que no está torcida a causa de un golpe; asimismo controlaremos los frenos, buscando que estén alineados y que funcionan correctamente.

La transmisión y todos los dispositivos que la forman directa o indirectamente son otros de los elementos de obligada revisión para comprobar que todo esté correctamente como por ejemplo el propio cambio, algo que si no conocemos bien, siempre es mejor que nos acompañe algún amigo que tenga experiencia o mucho mejor si es mecánico, quien podrá apreciar cualquier clase de irregularidad en esta clase de elemento tan importante de la bicicleta.

Debemos comprobar el desgaste que tienen los dientes tanto de los platos como de los piñones. Intentaremos hacer girar los pedales y cambiar para ver si la cadena engancha bien o resbala i también comprobaremos el funcionamiento del cambio.

Los pedales también deben ser objeto de revisión, buscando alguna clase de fisura o si están los anclajes en un buen estado. No podemos olvidarnos de comprobar el pedalier, aunque para ello hay que sacar la cadena del plato.

A pesar de que la cadena se puede cambiar y no es excesivamente cara, también debe ser otro de los elementos sujetos a indiscutible revisión. Un truco para saber si la cadena está en correcto estado de conservación es tirar con los dedos de la parte media del plato, si se puede ver un diente completo es señal de que podemos ir pensando en cambiarla cuanto antes.

Para finalizar, no podemos olvidarnos de hacer una revisión a las ruedas, tanto a si están centradas, si los radios están en correcto estado, si gira sin ruidos o se produce alguna clase de crujido o si existe alguna clase de rotura, abollón o fisura.

Eso sí, siempre, después de haber revisado pertinentemente la bicicleta hay que probarla, por lo que es conveniente no ir de vaqueros o pantalón de vestir a comprarla: siempre es mejor ir con ropa deportiva y con algún amigo que también pueda probarla y nos dé una segunda opinión para asegurarnos de que lo estamos comprando está en el mejor estado posible.

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