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El buen mantenimiento de nuestra bicicleta repercute en nuestro desarrollo sobre ella, por tanto si la cuidamos, mejor y más seguros circularemos en todo momento. Uno de los puntos que más cuidado debemos tener es con la cadena, una de las piezas que más controversia tiene entre muchos ciclistas dado que algunos son partidarios de exprimirla al máximo y otros de ser precavidos y cambiarla antes de que pueda pasar algo, pero… ¿Cuándo se debe cambiar la cadena de la bicicleta?

Esta pieza es la encargada de transmitir el movimiento entre las ruedas que aplicamos con nuestras piernas, por lo que es una pieza que debe ser cuidada en todo momento y revisada de forma periódica para comprobar que todo esté perfecto.

Hay que limpiarla y engrasarla para no realizar un sobreesfuerzo y a pesar de que una cadena tiene una vida bastante larga, ésta se ve supeditada al uso que hacemos de la bicicleta y del cuidado que le proporcionemos.

En caso de que notemos que la bicicleta no va correctamente como debiera, puede que tengamos que cambiarla, para lo que podemos hacer una cosa bastante fácil para comprobar si realmente es necesario el cambio o no.

La cadena está compuesta por pines y hay que medir por ejemplo 10 pines de la cadena. El resultado lo compararemos con las especificaciones técnicas de la cadena en sí, la cual seguramente podremos encontrar en Internet sin ningún problema.

Si determinamos que en esos 10 pines, la cadena se ha alargado más de un milímetro es que está cogiendo bastante holgura y sí sería necesario cambiarla, no siendo así en caso de que el alargamiento sea inferior a 1 milímetro, aunque hay que decir que no todo el mundo tiene las herramientas para ello.

Se puede utilizar una regla, un metro o un calibre, el cual nos proporcionará una mayor exactitud, aunque si queremos medirla correctamente, lo mejor es usar un medidor de cadena, el cual podemos adquirir en una tienda especializada en recambios y herramientas para la bicicleta.

Pero el alargamiento de la cadena no es la única razón por la cual debemos cambiarla, hay otros aspectos que revelan un urgente y necesario cambio de cadena como que se nos salga con bastante facilidad, que “cruja” a pesar de haberla limpiado y engrasado correctamente o que resbale a la hora de cambiar de marcha, aunque en este último aspecto también puede tener que ver que los dientes de la catalina o piñones estén desgastados.

Muchas personas califican al desgaste de la cadena como un estiramiento, aunque técnicamente eso no es así dado que la cadena no se estira, lo que pasa es que hay algunas partes dentro de ella, como los cojinetes, que se desgastan.

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¿Qué ocurre con este desgaste?

Podríamos pensar que no pasa nada con este desgaste pero al aumentar un poco su longitud, la cadena no conseguirá calzar bien en la base de los piñones o en los platos, lo que hará que los dientes de ambos comiencen a gastarse rápidamente, lo que provocará saltos de cadena, resbalones y llegados a determinado punto la rotura de la cadena en sí.

Si se mantiene demasiado tiempo esta situación lo único que se conseguirá será que llegará un momento en el que nos resulte prácticamente imposible pedalear de una manera fluida y cómoda porque nos encontraremos con los piñones y algunos platos de la catalina completamente gastados, lo que hará que la cadena resbale e incluso podamos tener una lesión o una caída por esa causa.

Llegados a este caso, y por no haber prestado atención con anterioridad, tendremos que cambiarlo todo, lo que supone una inversión de dinero bastante importante si lo comparamos con una cadena.

En cambio, si hubiéramos cambiado la cadena habríamos preservado correctamente la vida del resto de los componentes de la transmisión. Por ejemplo, se dice que un piñón puede aguantar hasta tres cambios de cadena y los platos podrían llegar a durar dos cambios de piñón, aunque todo depende del uso que se le dé a la bicicleta, la forma de pedalear, el terreno por el que se circula, etc., pero es una aproximación bastante acertada.

No podemos dejar de tener en cuenta que la cadena comienza a gastarse desde la primera pedalada que damos, por lo que tarde o temprano se acabará gastando por completo, aunque para ello pueden pasar entre 4.000 y 6.000 kilómetros aproximadamente, a veces menos y a veces más, pero nunca debemos dejar de revisarla porque si se gasta demasiado hemos visto que podría llegar a afectar al resto del sistema de transmisión de la bicicleta y aumentar considerablemente la factura del taller, algo que podríamos ahorrarnos tranquilamente revisándola una vez cada dos o tres meses y también cuando hagamos una revisión general a la bicicleta, al menos una o dos veces al año.

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